El momento en que el médico confirma el diagnóstico de un cáncer marca un antes y un después en la vida de cualquier persona. Pero desde el punto de vista de la enfermedad, todo el proceso que llevó hasta ese instante comenzó mucho antes.
Cuando hablamos de la progresión del cáncer es importante destacar una vez más que no aparece de la noche a la mañana. Al contrario: en realidad el proceso es muy lento, sobre todo al principio. Desde la mutación inicial en el ADN de una célula hasta la aparición de síntomas en el paciente pueden pasar décadas. Es decir, un cáncer en una persona de cincuenta o sesenta años quizá comenzó a desarrollarse cuando tenía veinte o treinta, lo que significa que, en principio, deberíamos tener mucho tiempo para poder descubrirlo y tratarlo.
Por desgracia, durante la mayor parte de estos años el cáncer está en los primeros estadios de desarrollo, cuando aún es prácticamente invisible. Por eso uno de los objetivos principales en la guerra contra el cáncer es precisamente desenmascararlo durante este período de incubación tan largo, ya que si lo pudiéramos detectar en las etapas iniciales resultaría mucho más sencillo erradicarlo.
Debemos recordar que durante el proceso de maduración del cáncer los mecanismos internos de defensa del organismo no dejan de actuar. Como hemos mencionado antes, la mayoría de las veces estos tumores incipientes serán eliminados antes de que sean detectables o, al menos, se mantendrán bajo control para que no causen problemas durante tanto tiempo como sea posible.
Se cree, pues, que a lo largo de la vida de una persona aparecerán y desaparecerán muchas células malignas sin que ni nos demos cuenta, que incluso formarán unos «micro cánceres», tal vez de unas decenas de células solamente, que el sistema inmune y los otros sistemas de vigilancia que comentaremos después conseguirán eliminar completamente.
Nunca sabremos cuántas veces nuestras defensas nos habrán salvado la vida, pero podemos estar seguros de que ha pasado en muchas ocasiones. Como decíamos, también puede ser que no vivamos lo suficiente para permitir que un tumor se desarrolle completamente.
Por ejemplo, a partir de autopsias, se ha visto que más del 80% de los hombres mayores de ochenta y cinco años tenía cáncer de próstata. Lo que pasa es que, en la mayoría de los casos, el cáncer aún estaba en fases iniciales, indetectables y sin dar síntomas.
Por eso muchos habían muerto de otra enfermedad sin llegar a saber que tenían un tumor empezando a crecer en la próstata. Aunque hubieran vivido hasta los cien años, es posible que ese cáncer no hubiera llegado nunca al estadio en el que se vuelve peligroso para la salud. No habría tenido tiempo suficiente para malignizarse.
El primero de estos estudios de cánceres de próstata en autopsias fue realizado por Arnold Rich en 1935. Desde entonces, en otros trabajos similares se ha visto que el 9% de los hombres de veinte años, el 27% de los de treinta y el 34% de los de cuarenta tenía un cáncer de próstata en su fase más inicial. De manera similar se vio también en autopsias que el 39% de mujeres de cuarenta años tenía cánceres de mama que no habían sido detectados.
Lo mismo ocurre con el cáncer de tiroides, que se puede encontrar en sus fases iniciales en hasta un 20% de las autopsias.
¿Significa esto que sufrir un cáncer es simplemente una cuestión de que pasen los años, en algunos casos quizá veinte o treinta y en otros cien o incluso doscientos?
Hoy por hoy no es más que una pregunta teórica, pero puede convertirse en un problema importante de salud a medida que laedad media de la población vaya aumentando.
Si alguna vez conseguimos alargar la esperanza de vida hasta los cien o ciento veinte años, quizá entonces sí que incluso las más lentas de las células malignas tendrán tiempo de completar el proceso de formar un tumor lo suficientemente avanzado como para que tenga un impacto en nuestra salud.
Por otra parte, hay que esperar que cuando los avances médicos permitan alargar tanto la vida, con toda probabilidad también habremos encontrado la manera de detectar el cáncer en las fases más iniciales y tratarlo con más eficacia.